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Marcos y las plantas medicinales

Actualizado: 21 may 2024

Me encontraba en una pequeña comunidad rural del Guayas, donde el silencio de la naturaleza se entrelazan con los susurros de la vida cotidiana. Era un día soleado, pero no había calor en el ambiente, solo la calidez de la gente que habitaba en ese lugar remoto.


Mi misión era llevar adelante una intervención en la escuela local, pero nunca imaginé que mi encuentro con un niño cambiaría mi perspectiva para siempre. Su nombre era Marcos ( nombre ficticio),, un pequeño de mirada curiosa y sonrisa tímida que pronto se convertiría en el protagonista de una historia que dejaría una huella imborrable en mi corazón.


Durante la jornada, mientras compartía con los estudiantes sobre el valor de la biodiversidad y la importancia de cuidar nuestro entorno, a través de una técnica que llamamos educación positiva, me encontré con Marcos. Sentado en un rincón del aula, observaba con atención cada palabra que salía de mis labios. Pero lo que más me sorprendió no fue su interés en el tema, sino la historia que guardaba en su corazón.


Marcos compartió conmigo que, a pesar de vivir en una zona apartada y con escasos recursos, había aprendido a sanar con plantas medicinales. Su abuela, una mujer sabia y amorosa, le había enseñado desde pequeño el valor medicinal de cada planta que crecía en su jardín. En un lugar donde el acceso a la medicina era limitado, Marcos había encontrado en la naturaleza su mejor aliada para sanar.


Con voz entrecortada y ojos brillantes, Marcos me contó cómo cada planta tenía un propósito y una historia que contar. Desde la sábila para aliviar quemaduras hasta la manzanilla para calmar el dolor de estómago, Marcos conocía el poder sanador de la naturaleza como si fuera un experto en medicina ancestral.


Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, y en ese momento supe que había encontrado a un verdadero héroe en aquel pequeño rincón del mundo. Marcos no solo había aprendido a sanar con plantas, sino que también había encontrado en su historia una lección de resiliencia y esperanza que me inspiraría para siempre.


Mientras dejaba la escuela al final del día, no pude evitar reflexionar sobre el increíble poder transformador que puede tener una sola persona. Marcos había llegado a mi vida como un rayo de luz en medio de la oscuridad, recordando que incluso en los lugares más inesperados podemos encontrar la magia y el amor que necesitamos para sanar. Y por eso, cada vez que pienso en Marcos, sé que su historia seguirá siendo mi mayor inspiración para seguir adelante en mi camino.




 

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